Cuando entregamos nuestras vidas a Dios lo primero que queremos hacer es servir. Se despierta en nosotros la necesidad de dar a otros lo que por gracia hemos recibido. Al momento de servir podemos preguntarnos el por qué, dónde y cómo debemos hacerlo. La razón, el lugar y la manera de servir son elementos que definen nuestra excelencia y nuestro testimonio en el servicio.